lunes, 20 de junio de 2011

De elecciones y pactos

Llama la atención cómo, tras cada proceso electoral los partidos políticos pugnan por conseguir el favor de los otros, bien en forma de apoyo directo a su candidato, bien en forma de abstención cómplice.

¿Qué decir? Es el sistema político que "noshemosdadoentretodos", las manidas "reglasdeljuego": el personal deposita una papeleta votando a un grupo diverso de personas a las que es posible que no haya visto ni oido nunca. Luego, tras un recuento y una asignación de representantes muy complicado (en base a la ley d'Hont) que favorece a las mayorías evitando una proporcionalidad lógica, se eligen a los concejales, parlamentarios autonómicos o diputados nacionales. Son éstos los que eligen a sus respectivos presidentes, en teoría, en nuestro nombre.

En este punto, los partidos que han conseguido más votos claman por su legitimidad (otra palabra manida hasta la extenuación), y los que han conseguido menos votos invocan similitudes ideológicas para hacerse valer por encima de otros.
Lo que me parece intragable de todo esto es que aquéllos que han conseguido muy poco apoyo del electorado consigan cargos de máxima responsabilidad sólo porque apoyan a uno de los que pueden tener posibilidades de gobernar. Un caso: PP, 9 concejales; PSOE, 9 concejales. IU, 3 concejales. IU apoya al PSOE y consigue entrar en mil comisiones, la primera tenencia de alcaldía y la concejalía de urbanismo (cómo no).
No me parece justo ni democrático que los menos votados manden más que otros que han obtenido más apoyo del pueblo.

Y sí, el sistema es mejorable, pero eso es otra historia.

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